Este pescador estaba seguro de que no le iba a pasar nada al agarrar con su mano a un tiburón bebé, mientras sostenía en la otra una lata de cerveza, pero la experiencia le demostró que eso era un grave error. ¿Qué pasó? Pues este sujeto se llevó un doloroso mordisco entre su brazo y su hombro.
Y es que el pequeño tiburón dejó bastante claro que no le gusta que lo molesten y que lo saquen de su hábitat natural.
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