Imagínate estar sentado en tu auto estacionado, y oyes un llamando en la puerta. Miras por la ventana, y te sorprendes, el que está tocando la puerta ni siquiera es una persona, es un ganso. Te quedarías rascándote la cabeza, ya que los gansos generalmente no se acercan a los humanos. ¿Pero puede ser que este ganso este acostumbrado a ser alimentado por seres humanos? Bueno, eso tendría sentido. Pero en esta ocasión en particular igualmente parece raro ya que este ganso parece estar muy ansioso y no deja de picotear la puerta ¿tal vez esté tratando de pedirte ayuda? Entonces, ¿qué harías?
Esto fue lo que le ocurrió al policía, y en más de 26 años de trabajo para el departamento de policía, nunca le había ocurrido algo parecido.
El ganso se me acercó y comenzó a picotear la puerta de mi coche le tire algo de comida, pero ella no la comió. Ella continuaba picoteando la puerta y graznando. Luego se alejó, se detuvo y me miró. Luego vino otra vez y picoteo un poco más. Cuando el ganso se alejó y volvió a mirar, al policía y este decidió seguirla, la seguí por cerca de 100 yardas de distancia a una zona de césped cerca de un arroyo. Fue entonces cuando vi a uno de sus bebés todo enredado en la cuerda de un globo. Sus pequeños pies estaban pataleando”, explicó el oficial.
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